Pie y Diabetes

La diabetes en el pie, puede entenderse como la expresión en esta parte del organismo de la propia enfermedad, la cual afecta al 4% de la población española. Una vez diagnosticada y pautado su tratamiento, debemos seguir una serie de sencillos consejos para evitar complicaciones. El mantenimiento de elevados niveles de glucosa durante periodos prolongados de tiempo puede desencadenar problemas neurológicos y vasculares. De ahí la importancia de las revisiones periódicas en éste tipo de pacientes. La diabetes en el pie es un problema de salud general que exige soluciones particulares en cada caso.

Examine sus pies todos los días

El principal mecanismo que tenemos en el pie para evitar una herida es la sensibilidad del mismo frente a la acción de un agente agresor. Así, frente al roce con un elemento punzante o una superficie caliente, instintivamente, retiramos el mismo. En los pacientes diabéticos, esta capacidad puede estar disminuida por lo que es conveniente examinarlos diariamente. Buscaremos zonas enrojecidas, ampollas, grietas, callos o heridas. En esta tarea podemos emplear un espejo o bien pedir a alguien cercano que nos ayude.

Lávelos diariamente

Para ello utilizaremos agua templada (entre 29ºC y 37ºC) cuya temperatura podemos comprobar con el codo o auxiliándonos de un termómetro y jabón neutro. No dejaremos los pies en remojo más de cinco minutos y los secaremos con una toalla suave, especialmente entre los dedos.

Aplique cremas tras el baño

Las cremas hidratantes se deben aplicar en dorso y planta del pie con un suave masaje y asegurándonos de que se absorben completamente. Evitaremos usarlas entre los dedos, ya que los restos que permanezcan en los espacios interdigitales favorecerán la maceración de la piel, con la consiguiente aparición de grietas y posibles heridas.

Corte correctamente sus uñas

Aunque la norma general es que el corte sea recto y que la uña sobresalga de 1 a 2 milímetros por encima del borde libre del dedo, se recomienda visitar al podólogo para que éste nos explique el tipo de corte más adecuado a nuestro tipo de uña. También nos indicará si debemos cortarlas o simplemente limarlas y qué utensilios son los más adecuados en cada caso.

Utilice calcetines y medias adecuadas

Los materiales más indicados son las fibras naturales. Algodón en verano y lana en invierno. No se deben utilizar ligas ni elásticos que opriman y dificulten la circulación. Asimismo, evitaremos costuras pronunciadas o el que queden dobleces o arrugas al ponerlos.

Use el calzado más conveniente a su tipo de pie

Una vez que el podólogo nos ha indicado nuestro tipo de pie y sus rasgos anatómicos más destacados en relación a nuestra enfermedad (zonas de fricción, sobrecarga o susceptibles de lesionarse) estaremos en condiciones de saber elegir mejor el calzado que nos conviene. Como reglas generales, intentaremos que pesen poco, que su suela sea antideslizante y que su interior carezca de costuras. Otros elementos a considerar son el material, que facilite una correcta transpiración y el que sus sistemas de atado sean cómodos y permitan una adecuada sujeción del pie.

No "autotrate" sus heridas

Es fácil que en ocasiones aparezcan pequeñas heridas, grietas, fisuras, rozaduras o incluso callosidades y durezas. En cuanto a estas últimas, no emplee hojas de afeitar, cortaúñas o callicidas para solucionarlas. En el caso de pequeñas heridas o rozaduras, actúe con calma, lavándolas con agua y jabón y aplicando un desinfectante suave, gasa estéril y un esparadrapo no muy adherente. Si al cabo de dos o tres días no se solucionan, acuda a su podólogo o equipo médico habitual.

No aplique frío o calor directo a sus pies

La diabetes puede suponer, en algunos casos, una disminución de la sensibilidad. Si aplicamos frío o calor directamente sobre el pie (hielo, bolsa de agua caliente, manta eléctrica o acercar los pies a un radiador o al brasero) es fácil que se produzcan quemaduras o ampollas sin percatarnos.

Evite el tabaco

El tabaco disminuye “el riego sanguíneo” que llega a los pies y esta “capacidad de llegada” es fundamental para cicatrizar posibles heridas y mantener una buena hidratación de los mismos evitando que se resequen.

Acuda al podólogo, al menos, dos veces al año

No sólo para eliminar callosidades, durezas y realizar un adecuado corte de uñas. También para recibir consejos sobre cuidados del pie, valorar su estado sensitivo-vascular e indicarnos, si fuera preciso tras un análisis de nuestra pisada, si son convenientes o no unas plantillas.

 

Podologo en Toledo. Sección pie y diabetes en el pie en Pablo Rodrigo - Clínica del Pie.