En nuestros pies pueden ocasionarse problemas en piel y uñas. No hay que olvidar que, tanto la piel como las uñas, son las partes visibles del mismo. En la piel nos podemos encontrar con durezas y callosidades, que nos informan sobre zonas de roce o conflicto con el calzado, pero también con verrugas y papilomas plantares, zonas secas, procesos psoriásicos, dermatitis y eccemas, pie de atleta o distintas infecciones por hongos. En las uñas también son frecuentes los hongos, pero no debemos descartar las uñas parcial o totalmente desprendidas por microtraumatismos repetidos, los surcos y fisuras asociadas a distintos procesos generales como la psoriasis o los trastornos de tipo circulatorio, así como las uñas con elevado grosor o dureza por otras causas.
De lo anterior se puede concluir que tanto las uñas como la piel pueden ser buenos indicadores de nuestro estado de salud, de modo que, permaneciendo atentos a sus cambios naturales, podamos prevenir y atajar problemas futuros.