Crecemos y maduramos

Hemos acudido al podólogo con nuestros hijos, hemos acompañado, quizás, a nuestros mayores y, finalmente, quedamos nosotros mismos. Alcanzada la madurez de la vida nos damos cuenta de que nada en nuestro organismo es estático ni permanece inalterable. De esta manera crecemos y maduramos, es algo innegociable así pues comenzamos a cuidarnos más y a prevenir futuras deformidades.

He comenzado a hacer deporte de nuevo.

Retomamos la práctica deportiva o en ocasiones cambiamos de actividad. También es frecuente que variemos su intensidad adecuándola a la realidad de nuestros años. Han aparecido nuevos materiales, nuevos tipos de calzado e incluso actividades deportivas o de fitness que nos eran desconocidas: stepping, zumba, elíptica… Es el momento de saber con qué estructura de pie contamos y que podemos o no forzar. Un examen general del pie y algunos consejos sobre la mejora de su funcionamiento pueden ser determinantes en esta nueva etapa.

Me encantan los tacones pero hay zapatos que ya no puedo ponerme.

Una de las estructuras del pie que más sufren con el paso del tiempo es la almohadilla grasa que protege las articulaciones metatarsofalángicas. No es raro que disminuya su grosor, se altere en calidad o incluso se desplace de su posición fisiológica. Los síntomas suelen ser dolor, sensación de quemazón y formación de callosidades en la zona. Los consejos de adecuación mecánica del calzado a nuestro tipo de pie y el diseño de plantillas personalizadas pueden ser soluciones válidas en estos casos.

Me gusta salir a pasear.

Pasear es sinónimo de salud. Entre sus beneficios están perder peso, mejorar el estado de ánimo, aumentar la masa muscular o mejorar el rendimiento cardiovascular. Se recomiendan, para un sujeto de 80 kg de peso, 30 minutos diarios a un promedio de kilómetro y medio cada 10 o 15 minutos. Este ejercicio se debe realizar en las mejores condiciones biomecánicas posibles, lo que supone conocer nuestra pisada y modo de andar, así como asesorarnos convenientemente sobre calzado y técnica del paso por parte de un podólogo especializado.

Iría con deportivas las 24 horas del día.

El calzado deportivo es un calzado con un alto grado de especificidad. Quiere esto decir que, prácticamente, hay un tipo de deportiva apropiada para cada actividad concreta que realicemos: running, paddle, trekking, tenis, senderismo, fútbol sala, baloncesto, etc. Algo tan específico, para unas horas de práctica, se ha convertido, por condicionantes diversos, en calzado habitual para el resto del día. Las consecuencias de este hecho tienen que ser estudiadas en cada caso concreto, ya que tal vez estemos empleando un calzado diseñado para sprintar en nuestros paseos diarios o uno destinado comercialmente a pronadores teniendo un pie cavo valgo.

¿Qué es un espolón calcáneo?

El espolón calcáneo es, técnicamente, el depósito de calcio en la zona de inserción de un tendón o una aponeurosis en el calcáneo. El espolón calcáneo más habitual es el que se localiza en la inserción de la fascia plantar y constituye un hallazgo radiológico característico por su forma de coma o espina. Se asocia, generalmente, a un dolor agudo con el primer apoyo de la mañana o inmediatamente después de levantarnos tras un periodo de reposo. Curiosamente, lo que duele no es el espolón, que puede llevar instaurado hace años sin que lo sepamos, sino la inflamación de las estructuras que lo rodean. Conocer la causa de su formación, mecánica o asociada a una enfermedad general, es el primer paso que debemos dar para su resolución.

¿Los zapatos más caros son los mejores para mi pie?

Decididamente no. Muchas veces pensamos que caro es sinónimo de mejor y aunque en cuanto a materiales puede ser cierto, biomecánicamente muchas veces no lo es ya que nos dejamos condicionar por la moda o nuestros gustos estéticos. Es por ello preciso conocer nuestro tipo de pie, su estructura y modo de funcionamiento, la manera en que caminamos y nuestras necesidades de trabajo, tiempo libre y ocio para, con estos datos, elegir el calzado más adecuado.

No me vale cualquier zapato.

Nuestro pie cambia su silueta y perímetro con el paso de los años. También tiene variaciones de volumen por causa estacional, oscilaciones en verano-invierno, o por razones asociadas a trastornos circulatorios, retención de líquidos, o enfermedades generales, diabetes, artritis reumatoide, etc. Es conveniente considerar todos estos elementos a la hora de adquirir calzado para, sabiendo su morfología y comportamiento, tras una revisión podológica general, hacer una compra lo más inteligente posible.

¿Qué debo revisar en mis pies llegada la edad adulta?

Cuando llegamos a la llamada “mediana edad” es interesante conservar y potenciar todas las estructuras relacionadas con nuestro pie. Esto implica anticiparnos a problemas futuros como por ejemplo la progresión rápida de deformaciones digitales: dedos en garra, dedos en martillo o juanetes dolorosos, así como prevenir las disminuciones de amortiguación en la almohadilla grasa plantar o la aparición de espolones y fascitis. También es conveniente conocer como afectan a nuestro pie algunas enfermedades generales: artritis, artrosis o diabetes y la acción en nuestra extremidad de los problemas vasculares.

 

Podologo en Toledo. Sección crecemos y maduramos en Pablo Rodrigo - Clínica del Pie.