SISTEMA DE REPARTO DE CARGAS EN EL ARCO PLANTAR (II)

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SISTEMA DE REPARTO DE CARGAS EN EL ARCO PLANTAR (II)

Del artículo anterior, Sistema de reparto de cargas en el arco plantar (I), podemos deducir que el pie se comporta como una estructura adaptativa de conformación y rigidez variables. Y esto es así, porque, gracias a que está dotado de un marco óseo, posee una estructura que, a su vez,  puede variar su luz y su flecha conformándose. Esta conformación lo hace adaptándose tanto a las irregularidades del terreno como a las solicitaciones a las que se ve sometido, variando, para ello también, su rigidez.

Así, a lo largo del día el arco longitudinal del pie está sometido a miles de ciclos de carga y  descarga, con la particularidad de que éstos rara vez son idénticos. Durante la marcha, la fuerza de reacción del suelo que incide sobre el sujeto viene a ser de 1 a 1,5 veces su peso corporal, mientras que en carrera se dobla y en actividades que impliquen salto puede llegar a cuadruplicarse. A ello hay que sumar el hecho de que las irregularidades del terreno fuerzan al pie a una suerte de adaptación espacial para mantener el equilibrio del sujeto, tanto en estática como en dinámica.

Sistema de reparto de cargas en el arco plantar.

Si regresamos al Sistema de Reparto de Cargas en el Arco Plantar (LALSS), podemos observar que sus elementos se disponen en cuatro capas. La fascia plantar sería la más superficial, por encima de ella se situaría la musculatura intrínseca, a continuación la musculatura extrínseca y, finalmente, la más profunda, formada por los ligamentos plantares. Tanto la fascia plantar como los ligamentos plantares son elementos pasivos en este sistema, esto es, no controlados por el Sistema Nervioso Central (SNC), mientras que la musculatura intrínseca y extrínseca serían elementos activos.

En el transcurso de actividades que impliquen soporte de carga, el arco longitudinal plantar debe ser capaz de atenuar las fuerzas de reacción que actúan sobre el pie tras el impacto del mismo contra el suelo. También de contribuir a su adaptación a las irregularidades del terreno y, por último, de favorecer la propulsión del sujeto, no sólo durante el ciclo de la marcha, sino también en actividades de carrera o salto.

Elementos activos y pasivos del pie en el sistema de reparto de cargas en del arco plantar Para lograr este cometido, los cuatro estratos descritos del LALSS trabajan sinérgicamente y lo hacen de manera activa y pasiva, esto es, regulados por el concurso del SNC, caso de la musculatura intrínseca y extrínseca plantar, o sin él, fascia y ligamentos plantares. Analicemos a continuación como actúa cada uno de estos grupos.

En el caso de los elementos pasivos del LALSS, al no estar controlados por el SNC, su puesta en acción dependerá del aplanamiento y elongación del arco longitudinal. Así, la fascia plantar y los ligamentos plantares ejercerán fuerzas a tensión en sus orígenes e inserciones cuando el antepié se encuentre dorsiflexionado respecto al retropié. Esto es, cuando el arco tiende a aplanarse y elongar. En ese momento, tanto la fascia como los ligamentos plantares, no permiten un aplanamiento indefinido del arco, sino que en virtud a sus propiedades mecánicas generan una fuerza de tensión capaz de producir un momento plantarflexor del antepie respecto al retropié. De este modo cesa la caída del arco longitudinal y se logra una estructura estable.

Por otro lado, los elementos activos del LALSS, musculatura intrínseca plantar y grandes músculos extrínsecos (Tibial posterior, Flexor largo de los dedos, Flexor largo del primer dedo y Peroneo lateral largo) pueden, merced al control del SNC, regular el grado de tensión de los arcos longitudinales medial y lateral gracias a dos mecanismos. Su capacidad de aumentar o disminuir la actividad contráctil del propio músculo y la de combinar la acción individual o conjunta de todos ellos.

El resultado final es un  sistema que incrementa la rigidez del arco longitudinal del pie de manera automática, merced a sus elementos pasivos, cuando aumenta la tensión en el tendón de Aquiles o lo hacen las fuerzas de reacción del suelo en el antepié. Pero que también, gracias al concurso del SNC, pude modificar la rigidez de ese mismo arco longitudinal en su zona medial y lateral de manera instantánea variando, así, la localización y magnitud de las fuerzas de reacción que actúan en el pie. Todo ello para lograr una mayor eficacia y eficiencia en las actividades que impliquen soporte de carga.

Pablo Rodrigo Lopez, Artículo de UNA OPCIÓN DE MODA: LAS CONVERSE.

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